O país e suas gentes
«La mayoría de la gente vive en el
medio rural, si bien las ciudades ‘romanas’ se han conservado e incluso han
prosperado. Una de ellas, Tolosa, alcanzaa tener en tiempos de la Cruzada unos
20 000 habitantes. Otros datos nos indican 25 000 y hasta 30 000. La primera
cifra es, empero, ya muy significativa: ninguna ciudad del occidente europeo llegaba
a ese número. Tolosa es una de las mayores ciudades del momento, y éste es un
hecho muy importante que cabe resaltar. Al contar con más fuerzade trabajo,
como consecuencia del aumento demográfico, se ha talado el bosque y se cultivan
nuevas tierras, lo cual facilita asimismo un aumento importante de la
ganadería. Las ovejas, seguidas de las vacas y los caballos, en este orden, son
los animales que más se crían. La oveja proporciona la carne como alimento, la
piel que se utilizará, una vez tratada, para vestimenta y pergamino, y la lana,
base de la industria textil.
En el Lenguadoc había un gran
flujo de gente del campo hacia las villas nueva y los burgos, cosa que
intensificó el intercambio comercial con el campo y potenció el paso de una
economía cerrada, estrictamente rural, a una economía abierta, que se
manifestaba claramente con la aparición de un nuevo estamento. Hasta entonces
estaban los oratores, que rezaban, los bellatores,
que guerreaban, y los, aratores, que trabajaban
la tierra; a ellos vienen a sumarse ahora los burgenses, los hombres de la ciudad y el burgo, los burgueses. Este
grupo ayudaría a los campesinos a soportar el peso de la economía medieval, que
hasta ese momento reposaba sobre las espaldas de los aratores. La tarea más destacada que ocupa a este nuevo grupo es el
comercio, muy limitado y asfixiado durante los siglos de la Alta Edad Media. La
nueva puesta en marcha del comercio produce un movimiento que incide en el
conjunto de la sociedad: desde el campesino al feriante, del mercader al transportista,
desde el barquero de río al navegante de mar, del banquero al notario. Genicot,
precisamente, dice que a finales de siglo en Carcasona había 63 notarios, nada
menos! Aun cuando esta cifra no corresponda al momento que estamos estudiando,
si la rebajamos a la mitad, esos treinta notarios establecidos en la villa de
los Trencavel son un signo claro de una sociedad nueva que tiene como marco el
Lenguadoc. El impulso comercial propicia el establecimiento de ferias en
núcleos geográficamente aptos, en días fijos, y permite que el campesino y el
menestral entren en la mecánica viva del intercambio de producto por dinero. Le
Goff explica así el cambio que se produce en este mundo:
- ‘en una palabra, en el lugar preponderante de los pecados capitales la superbia, típica de la sociedad noble de la Alta Edad Media, fue destronada por la avaritia,hija de la riqueza mobiliario’.
Junto a ellos tenemos el pueblo llano:
los jornaleros, los obreros industriales, los mendigos. Estos últimos eran muy
numerosos, como prueba la existencia de ochocientos hogares de indigentes en la
misma Carcasona de los más de treinta notarios.
Sería interesante conocer,
siquiera de modo superficial, cómo era el hombre medieval en este momento en
que se inicia el siglo XIII, en los instantes en que el catarismo planea sobre
el Lenguadoc. La gente que vivía en el campo tenía, naturalmente, un hogar, una
casa donde se guarecían. Esta casa consistía en una gran habitación donde se vivía,
se trabajaba, se recibían visitas, se cocinaba, se comía y se dormía. Y esta
descripción era aplicable a todos los estamentos sociales: señores, clérigos y
campesinos. En torno a la casa estaba el granero, el establo y el corral de
animales. En la ciudad, en el burgo, sus habitantes vivían igual.
Cuando la familia crecía, por el
matrimonio de un hijo, se construía otra habitación que regulaba la nueva vida
familiar, con el mismo modelo. En la ciudad, esta habitación-vivienda se
construirá encima, en crecimiento vertical; en el campo la expansión será en
horizontal. Incluso los reyes de Francia, siempre tan refinados, mantendrán
esta estancia única: San Luis, ya en tiempos en que el grueso de los efectos de
la Cruzada eran historia, todavía comía y recibía visitas en su habitación-dormitorio;
los caballeros dormían a sus pies». In Jesus Mestre Godes, Els Cátars, Problema
religiós, pretext politic, Cathari, Ediciones Península, 1997, ISBN
84-8507-710-8.
Cortesia de Península/JDACT