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Rota dos últimos ‘perfeitos’
Tortosa;
San Mateo; Morella; Beceite; Ascó; Flix; Roca; Lérida; Agramunt; Castelbó;
Tirvia
«Cuando
Belibaste cruzó la frontera se hizo llamar Pere Penchenier, apellido ligado al
oficio de la fabricación de peines de cardar. Sus compañeros de herejía lo
contrataron como pastor. Durante meses recorrió el Maestrazgo, por el lugar
donde se encuentra la ermita de Santa Magdalena, y por el llamado Raval de
Jesús llevó su rebaño a Beceite. Algunas de estas rutas medievales siguen abiertas
y están abundantemente señalizadas como Gran
Ruta para quien desee desplazarse a pie.
Tortosa
El que viaje en
automóvil, si desea emular la ruta de Belibaste, deberá partir de Tortosa,
ciudad perfectamente comunicada por carretera, tren y autopista. Gracias a la
Autopista A-7, el acceso a Tortosa es extremadamente fácil desde Barcelona o
Valencia, y mediante la carretera N-232 desde Zaragoza. Cuando
Belibaste pasó por aquí, la ciudad era una villa floreciente. Todo cambió pocos
años después. 1348 fue un mal año
para Tortosa; peste, sequías, malas cosechas se prolongaron hasta bien entrado el
siglo XV. Tortosa concentraba la mayor parte de la población del Bajo Ebro.
El censo de 1359 da 991 fuegos en el
núcleo urbano. En tiempos de Belibaste hubo un tercio más. La ciudad antigua
está situada en la orilla izquierda del Ebro, presidida por el castillo de
SantJoan, también llamado La Suda.
Esta elevación fue estratégica desde tiempos muy antiguos. Existió un antiguo
asentamiento de ilercavones, luego la zona fue ocupada por los romanos y
finalmente por los árabes. Conquistada en 1149
por Ramón Berenguer IV, allí tuvieron su sede los templarios y la saga de los Montcada.
De la antigua fortificación se conserva apenas una muralla situada en la colina
y algunas dependencias del castillo. El lugar se ha convertido en un Parador
Nacional. En uno de los extremos del castillo se encuentra la Torre de Tubal
(uno de los reyes míticos de España), llamada también Punta del Diamanre,
justo sobre el ábside de la catedral. Románica primero, fue construida enrre 1158
y 1184. En el mismo lugar hubo en otro tiempo el foro romano y la
mezquita. Más adelanre, en el siglo XIV, se construyó el actual edificio
gótico. En 1345 empezaron las obras
en el gótico catalán. La construcción fue larga y dificultosa, la fachada y
algunos elementos ornamentales son barrocos. Existen otros edificios dignos de
visitarse, en particular el palácio episcopal, construido entre los siglos XIII
y XIV. Los palacios Oliver de Boteller o Despuig y el Palau Oriol están
emplazados en el recinto de la ciudad antigua. En cuanto a la Llotja, las obras
comenzaron en 1369 y es, igualmente,
de un notable estilo gótico». In Ernesto Milá, Guía de los Cátaros, Ruta Herética de España, Francia y
Andorra, Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1998, ISBN 84-270-2329-4.
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