El linage del Cid
«Si duda in duda uno de
los aspectos más controvertidos y fascinantes del Poema de Mío Cid es la
posibilidad de entrever, bajo las palabras dibujadas por la memoria del juglar,
los auténticos personajes que desfilan por sus versos, la verdad histórica que
late en algunos nombres, situaciones o títulos. De las decenas de artículos,
libros, ponencias, comunicaciones que han nacido como respuesta a alguno de los
múltiples interrogantes que la historia de Rodrigo Díaz Vivar plantea a los
investigadores, no pocas se han dedicado a desenmarañar la compleja red
familiar que presenta el poeta en la que odios de Beni Gómez, celos y envidias
de Ordóñez tiñen com su colorido las hazañas bélicas de un caballero destacado
de frontera. Desde los primeros versos del
Cantar advertimos que nos encontramos ante dos bandos claramente
enfrentados: uno encabezado por Mío Cid y en cuyas filas se cuentan
Alvar Fáñez, Alvar Salvadores, Alvar Álvarez, Galindo García, Pedro Vermúdez,
Munio Gustios, mejor Godestéiz, Martín Muñoz, Martín Antolínez y Feles
Muñoz, sin olvidar, por supuesto, a la propia esposa del héroe; y otro
en el que se engloba a los personajes antagonistas del caballero y que, a
menudo, aparece bajo el epígrafe genérico de «...los del bando de
infantes de Carrión...»
Este segundo grupo
nobiliario recoge a magnates de la primera aristocracia del reino como el conde
de Nájera García Ordóñez, Alvar Díaz de Oca, los así llamados infantes de Carrión
Diego y Fernando González, su hermano Ansur, el teórico padre de los tres:
Gonzalo Ansúrez, y, finalmente, Gómez Peláez que planta cara al propio Alvar
Fáñez durante las cortes toledanas.
NOTA: «...Gómez Peláyet en
pie se levantó: ¿qué val, Minaya, toda essa razón? ca en esta cort afartos
ha pora vós, e qui ál quisiesse, serié su ocasión. Si Dios quisiere que
d´ésta bien salgamos nos...» (Cantar de Mío Cid, vs. 3457-3461).
En los últimos años, y gracias a la iniciativa
investigadora del César Álvarez Álvarez, la historia del Reino de León,
revisada, nos permite recomponer algunos de los principales acontecimentos acaecidos
durante la turbulenta décima centuria. Bajo su dirección han visto la luz Reyes
de León, León, 1996 y, en breve, a comienzos del 2000, aparecerá la
historia medieval de León así mismo por él coordinada, trabajos a los que
remitimos para una mayor perspectiva histórica sobre este periodo.
Se percibe una escisión
clara, desde la perspectiva del Poema, en el grupo de caballeros afectos al rey
Alfonso VI que, en el fondo, responde a una realidad heredada de los tiempos
del padre del monarca: Fernando I, fiel reflejo de más de cien años de
enfrentamientos y tensiones entre los soberanos leoneses y la nobleza condal. Por
ello, si sumamos a las dificultades intrínsecas de cualquier reconstrucción
genealógica, la recomposición de una línea nobiliaria coetánea a estos momentos
de cambio coincidentes con los años correspondientes al segundo tercio del seculo
XI, nos encontramos, como acontece en el caso del Campeador, con numerosas dudas, lagunas y algunos errores. La
mayoría de estos silencios y confusiones proceden de la misma metodología
reconstructiva tendente siempre a rastrear los ancestros de una estirpe en el
sector territorial sobre la que ésta se documenta en el momento de comenzar la
investigación». In Margarita
C. Torre Sevilla-Quiñones de León, Área de Historia Medieval, Universidad de
León, Anales de la Universidad
de Alicante, Historia Medieval, nº 13, El linaje del Cid, 2000-2002.
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