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de wikipedia e jdact
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Voltaire vuelve a Hipatia en su Diccionario filosófico. Allí afirma que enseñó
a Homero y a Platón en Alejandría durante el reinado de Teodosio II y que los
sucesos que concluyen con su muerte están instigados por san Cirilo, que lanza
a la chusma cristiana contra ella. Aunque no olvida citar sus fuentes, Damascio,
Suda y los hombres
más sabios de la época, Voltaire hace de ellas un uso bastante desdeñoso; y, a
mitad de una serie de graves acusaciones contra Cirilo y los cristianos, añade
una ocurrencia de tertulia, perfectamente grosera y necia, sobre su heroína
favorita: cuando se desnuda a mujeres hermosas, no es para perpetrar matanzas.
A decir verdad, nos quedamos a oscuras sobre si el sabio de Femey se burla de
sus lectores, de las ideas que propugna con tanto entusiasmo o de Hipatia.
Voltaire manifiesta la esperanza de que el patriarca Cirilo haya pedido perdón
a Dios y de que Dios, en efecto, se haya apiadado de él; Voltaire en persona
reza por el patriarca: ruego al padre misericordioso que tenga piedad de su
alma,
Las
versiones reduccionistas de Toland y Voltaire sobre Hipatia marcan la génesis
de una leyenda que mezcla verdad y falsedad. Si hubieran consultado sus fuentes
antiguas con más perspicacia, habrían detectado en ellas una personalidad mucho
más compleja. Esta víctima de la superstición y de la ignorancia no sólo cree
en el poder redentor de la razón: también busca a Dios a través de la
revelación religiosa. Por encima de todo, Hipatia es testaruda, posee una gran
delicadeza moral, y defiende el ascetismo tanto como los cristianos dogmáticos
que Voltaire y otros presentan como implacables enemigos de la verdad y el
progreso. Influido por las ideas de la Ilustración, el neohelenismo y el estilo
literario y filosófico de Voltaire, Edward Gibbon elabora la leyenda de
Hipatia. En la Historia de la
decadencia y caída del Imperio romano, declara a Cirilo responsable
de todos los conflictos que estallan en la Alejandría de comienzos del siglo V,
sin olvidar el asesinato de Hipatia Según Gibbon, Hipatia profesa la religión
de los griegos y enseña públicamente tanto en Atenas como en Alejandría. No
conozco la fuente de la primera afirmación de Gibbon; la segunda refleja una
interpretación errónea del relato de Damascio en Suda. Como Toland y Voltaire, Gibbon repite la historia de
Damascio sobre la violenta envidia de Cirilo hacia Hipatia, que se halla en la
plenitud de la belleza y en la madurez de la sabiduría, rodeada de discípulos y
personas ilustrísimas por su rango o por su mérito y siempre impacientes por
visitar a la filósofa. Hipatia es asesinada por un tropel de fanáticos salvajes
y despiadados instigados por Cirilo, y el crimen nunca se castiga, al parecer
porque la superstición [el cristianismo] quizá expía de mejor grado la sangre
de una virgen que el destierro de un santo. Esta representación del crimen de
Alejandría encaja perfectamente con la teoría de Gibbon según la cual la
consolidación del cristianismo es la causa principal de la caída de la antigua
civilización. El historiador inglés utiliza las circunstancias de la vida de
Hipatia para documentar esta tesis y para mostrar las diferencias entre el
mundo antiguo y el nuevo: razón y cultura espiritual (Hipatia) frente a
dogmatismo y ausencia brutal de compostura (Cirilo y el cristianismo).
La
figura de Hipatia aparece brevemente y por medio de referencias indirectas en
muchas otras obras del siglo XVIII,entre ellas la divertida novela satírica de
Henry Fielding A Journey from this
World to the Next [Un viaje de este mundo al venidero] (1743). Al
describir a Hipatia como una dama joven de extraordinaria belleza y mérito,
Fielding afirma que aquellos perros, los cristianos, la asesinaron. Pero es a
mediados del siglo XIX cuando la leyenda literaria de Hipatia alcanza su cima.
Charles Leconte de Lisie publica dos versiones de un poema titulado Hypatie, una en 1847 y otra en
1874. En la primera versión Hipatia es víctima de las leyes de la historia y no
de un complot cristiano, como Voltaire mantenía. Leconte de Lisie ve las
circunstancias de la muerte de Hipatia con imparcialidad histórica, convencido
de que la historia no se puede identificar con una única cultura o sistema de
creencias. La era de Hipatia se apaga, sencillamente, y es reemplazada por otra
nueva con sus reglas y formas propias. Como creyente en las antiguas deidades y
amante de la razón y de la belleza sensual, Hipatia se convierte en víctima
simbólica de las cambiantes circunstancias de la historia. La humanidad, en su
precipitada carrera, te golpeó y te maldijo. En la segunda versión del poema,
Leconte de Lisie vuelve a la interpretación anticristiana de la muerte de
Hipatia. Los culpables del crimen son los cristianos, no la necesidad histórica:
Le vil Galiléen t’afrappée et
maudite, Mais tu tombas plus grande! Et maintenant, hélas! Le souffle de Platón
et le corps d’Aphrodite Sont partís á jamais pour les beaux cieux d’Hellas!
[El vil Galileo te ha golpeado y
maldecido,/ pero al caer te hiciste más grande! Y ahora, ay!/ El espíritu de
Platón y el cuerpo de Afrodita/ han ascendido para siempre a los bellos cielos
de la Hélade!]». In Maria Dzielska, Hipátia de Alexandria, 1995,
epublibre, 2004, tradução de José Luis Muñoz, Relógio d’Água, 2009, ISBN
978-989-641-148-0.
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