quarta-feira, 19 de maio de 2021

Luis Zueco. O Castelo. «Larga vida al rey!, repitió el salón al completo, incluidos sus hermanastros. Ramiro regresó a su posición y bebió de su copa con un gesto firme y seguro»

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Pamplona. 22 de Novembro do ano de 1027

«(…) Está claro que no sois un hombre de fiestas. Todo lo contrario, me apasionan. La razón por la que se convocan es que en ellas siempre acontecen sucesos interesantes. Mi estimado Lope de Ferrech, si se celebra una fiesta en el reino de Pamplona, es para que ocurra algo. A veces se conoce de antemano, pero en otras ocasiones… Sabéis qué celebramos hoy? La festividad de Santa Cecilia. De verdad creéis eso?, preguntó, levantando ambas cejas. Es que acaso santa Cecilia ha hecho algo por nuestro reino? Yo…, creo que no. Lope se quedó dudando. Así que hoy sucederá algo… Antes de que terminara la frase unos tambores anunciaron la llegada del rey. Los presentes se cuadraron: castellanos, leoneses, pamploneses y también los ribagorzanos, aragoneses y sobrarbenses. Todos buscaron mostrar su cabeza lo más alto posible, cual gallo en un gallinero. No era para menos, el rey Sancho era el monarca más poderoso que habían conocido los reinos cristianos del sur de los Pirineos.

Mis vasallos, os agradezco vuestra presencia en Pamplona, dijo con una poderosa voz, ya cada vez soy más viejo y me quedan menos años que celebrar. Un murmullo recorrió la sala y las miradas de los presentes buscaron al heredero, su hijo García. También a su hermano Fernando y al pequeño Gonzalo que permanecía junto a su madre, la reina Munia. Tranquilos, todavía no me tenéis que enterrar, dijo, soltando una ruidosa carcajada, pero hacéis bien en fijar vuestros ojos en mis hijos, pues ellos guiarán el futuro de mis territorios y por ende, el vuestro. Habla en plural susurró Ramiro. Lope no entendió la trascendencia de aquel detalle y siguió escuchando al monarca. Estoy orgulloso de cada uno de ellos y estoy convencido de que, llegado el momento, me sucederán con honor y sabiduría. Y el rey alzó la copa. Brindemos por ellos! Todos los asistentes obedecieron con entusiasmo. Viva el rey! Ramiro dio un paso al frente con la copa en alto. Larga vida al rey!

Larga vida al rey!, repitió el salón al completo, incluidos sus hermanastros. Ramiro regresó a su posición y bebió de su copa con un gesto firme y seguro. Sin duda, su inesperada intervención había causado extrañeza. Qué pretende el hermanastro con estas palabras?, se preguntaría más de uno de los nobles. Lope, si quieres un consejo sincero, no pierdas el tiempo con aliados inciertos o débiles, advirtió el hijo del rey en un susurro mientras le miraba con sus pupilas oscuras. Debes estar seguro de a quién quieres tener a tu lado y a quién no, me comprendes? Sí, mi señor. Qué opináis de mis hermanastros? Seguro que gobernarán con sabiduría. Sandeces! Qué pensáis en verdad? Decídmelo! Es pronto para saber Lope suspiró, no le gustaban las encerronas, habrá que ver cómo reina el heredero… Cómo creéis que repartirá sus territorios mi querido padre? Eso nadie lo sabe. García será rey de Pamplona, sin duda. Pero qué pasará con el condado de Castilla? Con los señoríos de Álava o Cea? Con Aragón o la Ribagorza? No se lo habéis preguntado? Lope decidió tomar una posición más ofensiva. Es vuestro padre, quién mejor que vos para saberlo? Precisamente por eso, Lope. Esas enigmáticas palabras revolotearon a su alrededor como moscas pegajosas.

Lope de Ferrech se sintió en peligro, empezó a sentir un calor asfixiante. No estaba acostumbrado a aquellas recepciones ni a conversaciones tan cargadas de insinuaciones. Su padre no le había preparado para aquello, no había crecido en la corte. No era capaz de leer entre las frases puntiagudas del hijo del rey. Y, al mismo tiempo, creía que estaba ante una de esas oportunidades que no puedes dejar escapar en la vida. Yo podría ayudaros se atrevió a decir, necesitáis alguien de confianza, fiel y… No estamos en las montañas, Pamplona es más peligrosa que cualquier desfiladero o emboscada. Ramiro buscó una copa de vino para apaciguar su sed. No puedo fiarme de nadie en la corte, todos tienen deudas con todos, influencias, pactos continuos… Yo soy leal al rey». In Luis Zueco, El Castillo, 2015, Titivillus, In Luis Zueco, O Castelo, 2015, Alma dos Livros, 2020, ISBN 978-989-899-914-0.

Cortesia de AdosLivros/JDACT

JDACT, O Castelo, História, Século XI, Idade Média,