«El secreto del proceso
inquisitorial es uno de los caracteres más atractivos de la jurisdicción del
Santo Oficio (maldito, JDACT). Un
atributo peculiar que los detractores de la Inquisición (maldita) han destacado como botón de muestra de un
procedimiento privilegiado que posibilita la impunidad de los inquisidores y la
comisión de toda suerte de arbitrariedades. Ha sido el secreto, además, uno de
los mitos más persistentes en la literatura inquisitorial y, aun, en la misma dinâmica
institucional del Santo Tribunal. La propia Inquisición (maldita) asevera que en el secreto consiste todo su poder y utoridad... pues cuanto
más secretas son las materias que en él se tratan, son tenidas por sagradas y
estimadas de las personas que de ellas no tienen noticia, o que es el secreto, en los negócios de fe y en
los demás que pertenecen al Santo Oficio de la Inquisición (malditos),
uno de los médios más importantes para conseguir los altos fines de tan sagrado
instituto, mantener su autoridade y el respeto y buena opinión de sus
ministros, sin que se hagan odiosos. Afirmaciones que califican el
secreto como el alma de la Inquisición,
la piedra angular del edificio de la
Inquisición, la base de todo
el plan del Santo Oficio (maldito),
nos ponen en antecedentes de la trascendencia de este instrumento procesal para
la consecución de los fines perseguidos por el organismo encargado de perseguir
la herejía.
Así, un calificador del
Tribunal de Sevilla subraya que nunca
la lengua más desaforada tuvo osadía para poner dolo en este Santo Tribunal.
Todo es justicia, todo entereza, todo verdad, todo razón, todo secreto.
Finalmente, todo él es el apoyo de nuestra seguridad. O un diputado de
las Cortes de Cádiz que sostiene: Este
sigilo es un beneficio para todos y una salvaguardia general. Como
contrapunto a la loa del secreto, sus detractores suelen compartir la clásica
afirmación de Mirabeau: Dadme el juez que os plazca: parcial,
venial, incluso mi enemigo, poco me importa, con tal de que no pueda hacer nada
sino de cara al público. En cualquier caso, es evidente el interés que
el secreto ha despertado en las almas inquietas y su carácter esencial a la
hora de avivar las más dispares reacciones en tomo al mismo tribunal al que
caracteriza. Llórente lo explica en el año 1797
al afirmar que "la singularidade de
sus ordenanzas, la dureza de sus procedimientos, el rigor de sus sentencias y
el misterioso sigilo de sus procesos excitaron desde luego la curiosidad en los
filósofos católicos, el odio en los filósofos no católicos, el temor en los
sectarios ocultos, la ojeriza en los castigados, la veneración en los buenos
católicos ignorantes, la estimación en los literatos no críticos y la
protección en los monarcas y sus ministros. Quizá nada haya contribuido
de un modo más decisivo a alimentar la leyenda negra que la existencia de un
secreto inquisitorial que impide conocer fehacientemente la naturaleza real de
los procedimientos judiciales del tribunal y de la suerte que corren los
encausados por él.
Y no cabe duda de que el
sigilo condiciona decisivamente el rostro que presenta el procedimento inquisitorial
ante el juicio de la Historia (en el año 1988 Bunnan escribe en un libro, bajo el expresivo título de Los secretos de la Inquisición,
que el Santo Oficio (maldito) es
algo infinitamente más complejo y fascinante de lo que inducen a creer
semejantes imágenes y estereotipos, y su historia a lo largo de los últimos
setecientos años nos brinda un intrigante punto de vista alternativo para reflexionar
sobre el devenir histórico de la Europa moderna. Al mismo tiempo,
destaca que el secretismo y el miedo inspirado por él eran las principales
armas de la Inquisición (maldita) española,
quizá más alín que la tortura misma). El secreto, por su naturaleza, ni es
bueno ni malo, aunque por las circunstancias se hace de uno modo o de otro: generalmente
hablando son más las veces en que es laudable que no vituperable. Y, si no es
así, por qué ha sido mirado siempre como el alma de los grandes negocios, por
el vínculo que afianza los aciertos,
por propiedad inseparable de los buenos gobiernos? En cuanto a la
delimitación material, temporal y espacial de nuestro objeto de conocimiento, hay
que reseñar que, dentro de la escasez de estudios inquisitoriales de carácter
procesal, no existe en la actualidad una monografía que aborde el examen del
secreto en la Inquisición española desde un punto de vista histórico-jurídico (la
Inquisición española ha despertado en las últimas décadas un profundo interés
entre historiadores y juristas. Muy en especial, los historiadores del Derecho
han tomado conciencia de que el Santo Oficio era ante todo un tribunal, es
decir, algo dé su estricta competencia... En el conjunto de las publicaciones
sobre Inquisición de los historiadores del Derecho, han sido abundantes las
destinadas a esclarecer la trama histórica, orígenes o abolición del Santo
Oficio, las cuestiones de censura y los aspectos administrativos y
organizativos de la institución, Consejo de la Inquisición, tribunales,
secretarios, autos de fe, etc., y han sido en cambio menos frecuentes los
estudios de carácter estrictamente procesal). Por ello, de entre las
múltiples implicaciones que presenta la amplia temática del sigilo, nos
interesan primordialmente las que de un modo más claro aparecen dotadas del
ropaje de lo jundico. Desde el punto de vista temporal, el trabajo abarca el
período histórico en que la Inquisición española ejerció su papel tutelar de la
ortodoxia como tribunal de justicia, desde sus orígenes hasta su defunción.
NOTA: El proceso
inquisitorial debe ser estudiado con frialdad jurídica... para valorar la
práctica del tormento o los horrores, los reales y los exagerados, de las
cárceles inquisitoriales... hay que adoptar un cierto distanciamento sentimental
respecto a ambas instituciones, hay que comprender con precisión técnica la
función que cumplían en el proceso penal de la época y concretamente en el de
la Inquisición. Y éste es un problema de análisis jurídico. El proceso penal
debe ser estudiado descriptivamente, para comprender después la finalidad
perseguida con el mismo como lógica consecuencia del análisis institucional
realizado. No podía ser de otra manera, porque, en palabras del profesor
Escudero, hay siempre... en la vida de las instituciones o de las personas, dos
momentos sobremanera solemnes el orto y el ocaso, el nacimiento y la muerte que,
para los profesionales del saber histórico revisten especialísimo interés. Por qué nace algo? Por qué desaparece? Por qué irrumpen creencias, formas de
vida, estructuras religiosas, sociales o políticas de cualquier tipo, que a su
vez son consecuencia de ideas o realidades previas, y por qué, una vez cumplido
su ciclo vital, se agostan y mueren? Ese singular atractivo de lo
inaugural y de lo conclusivo, de lo grande que siempre empieza pequeño (Principia
omnium exigua) y también acaba pequeño, o la magia del amanecer y del
crepúsculo, resultan especialmente perceptibles en una institución como la
Inquisición Española.
In Eduardo Galván Rodríguez, El Secreto en la Inquisición Española,
Universidade de Las Palmas de Gran Canaria, Biblioteca Universitária 238793, Campillo
Nevado, 2001, ISBN 84-95792-54-0.
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