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Lenguadoc, século XIII
El marco
«Por otra parte, se habla constantemente del Lenguadoc como de una tierra y la palabra Lenguadoc consta en miles de mapas históricos, señalando de forma más o menos clara unos límites situados entre el Garona y el Ródano. Por lo demás, los indicios son escasos.
Antes del siglo XIV, el Lenguadoc no había sido nunca un territorio político y no podía figurar por tanto en ninguna geografia política: su nombre corresponde a una lengua, “la lengua de oc”. Jordi Ventuta aclara este punto:
- «si bien ningún término geográfico designaba aún el conjunto de aquellos condados y vizcondados, fue su unidad linguística la que pronto haría que se mencionara en los documentos oficiales de la época con el nombre de “Patria linguae occitanae”, Occitania país de la lengua de oc».
Se trata, pues, del territorio que habita la gente que habla dicha lengua. Parece que tenemos una pista clara: averiguando dónde se hablaba la lengua de oc tendremos, con un estrecho margen de error, el territorio real, sin delimitación política. Constatamos, de este modo, que la unidad de la lengua dibuja un territorio real.
El profesor Delaruelle lo explica así:
- «este nombre de Lenguadoc proviene del nombre de la lengua.Y no fue una casualidad; RamónVI tiene plena consciencia de que es la lengua la que aporta la unidad al condado. Existe una idea nacional vinculada a la originalidad linguística».
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Nos hallamos, sin embargo, faltos de concreciones. No tenemos fronteras claras de unidad lingüística. Se habla de la lengua de oc, de la lengua occitana. Occitania se extendía de mar a mar: del Mediterráneo al Atlántico. Y si queremos rastrear los vestigios dejados por la lengua de oc, vemos que el provenzal es lengua de oc, y también el lemosino, y hasta el gascón, el más alejado, también es lengua de oc. No hay, por consiguiente, una correspondencia total entre territorios y lengua. No obstante, si el provenzal es la lengua de la Provenza y el gascón, de la Gascuña, al territorio que queda en medio de las dos regiones, al territorio innominado como tal, pero que consolidó y cristalizó las raíces de la lengua, de una manera amplia, difusa, inconcreta, se le llamó el Lenguadoc. O se le ha llamado el Lenguadoc.
El historiador Belperron es contundente:
- «La palabra Lenguadoc no tiene ningún sentido en la Edad Media, durante la cual nunca se empleó».
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Hemos llegado a esta no muy lucida definición; el Lenguadoc es lo que no es Gascuña ni Provenza. Lo mejor será ponernos en manos de los expertos. En primer lugar de los lingüistas, que nos definirán los márgenes del habla, y después de los historiadores, para saber los nombres de los condados, de los señoríos y de las ciudades incluidos dentro de esta frontera del habra. Peire Bec, especialista en lengua occitana, nos delimita el territorio lingüístico:
- «es el más importante en cuanto a extensión geográfica; limita al oeste con el Garona, prolongado por su afluente, el Ariège; al norte, con el lemosino, Auvernia y las Cévennes. Al este con una franja situada entre el Vidourle y el Ródano». Bec no habla del sur, puesto que con anterioridad, al establecer los límites com el catalán, indicaba que eran «el Alto Ariège, Capcir, Donosán y Fenouillèdes».
Los historiadores tienen más dificultades para precisar unos lindes territoriales dentro de la frontera lingüística. Cada cuat tiene sus propias ideas y se hace necesario tomar puntos de vista de unos y otros para intentar hallar, siquiera para el siglo XIII, una aproximación al Lenguadoc político. Fernand Niel, por ejemplo, al detallarnos las posesiones del conde de Tolosa, nos marca una frontera del todo legítima: «el Lenguadoc, desde el punto de vista político, está dominado por la casa de los condes de Tolosa [...] sus territorios comprendían el Álto Lenguadoc, Armagnac, el Agenés, el Quercy, el Rodés, el Gévaudan, el Condado-Venaissin, el Vivarés y la Provenza». Cuando fija las posesiones de los Tolosa nos marca cuáles se encuentran en el Lenguadoc, el Alto Lenguadoc, y cuáles, entre las demás, nos ayudan a estabelecer la frontera más difícil; la de la zona norte». In Jesus Mestre Godes, Els Cátars, Problema religiós, pretext politic, Cathari, Ediciones Península, 1997, ISBN 84-8507-710-8.
Cortesia de Península/JDACT