segunda-feira, 2 de novembro de 2015

Novos cátaros para Montsegur. Saint-Loup. «Graças aos registos de J. Fournier, os registos da vida de certas aldeias é conhecida em todos os seus pormenores quase diários. Este cistersiense, bispo de Parmier, foi um inquisidor fora do vulgar com uma paciência e uma curiosidade…»

Cortesia de wikipedia e jdact

Luz Azul
«El hombre emergió de súbito de los matorrales de moreras y masas de boj, finos robles y hayas, que todas las primaveras dan verdor a la fortaleza abandonada. A los ojos de los ocho jóvenes que acababan de transportar la poterna, apareció grande, delgado y de rostro juvenil, pupilas claras de vendedor de sueños, cabellos peinados hacia atrás bajo un casco, y al mismo tiempo viejo a juzgar por la ropa: camisa de scout arrugada, botas de montaña y pantalones cortos knickerbockers, de los que en todas partes, menos en Inglaterra, la moda de 1937 intentaba desembarazarse. El grupo de visitantes permaneció estático junto al torreón truncado. Qué actitud adoptar ante la aparente amenaza de un hombre solitario que caminaba lentamente en su dirección surgido de las profundidades de la ruina donde casi nadie se había aventurado en siete siglos? Sus facciones no revelaban hostilidad. Parecía sumamente contrariado, como un amante sorprendido en flagrante delito o un eremita sobresaltado en el momento más elevado de su ascesis. El sol del mediodía proyectaba sobre el grupo la sombra de la muralla meridional. Instalados cómodamente en las oquedades de los robles que los matorrales impedían crecer, los mirlos trinaban. Al llegar a unos pocos pasos de los visitantes, desapareció del rostro el velo de sueño que lo tenía apartado del mundo de los vivos. Sonrió, extendió la mano al muchacho más cercano y simplemente dijo: Me llamo Rahn. Y yo Barbaïra. Otto Rahn! Roger Barbaïra! Las pupilas del joven dejaban entrever una mirada no acostumbrada al sol meridional; parecía recibir la luz dulce y compacta de un lago escandinavo en alguna hora incierta del Solsticio de Invierno. Los cabellos castaños hacían más singular su acento languedociano que, pese a todo, concordaba con la altura media, las piernas algo cortas y el tronco huesudo desarrollado en fuerza. Es alemán, Sr. Otto Rahn? Ah! Lo adivino? Carezco casi de acento. Y el señor? También es alemán? Belga? Danés? Roger Barbaïra se encogió de hombros. Qué le parece? Nací en Carcasona. Vivo a doce kilómetros, cerca de una aldea que tiene mi nombre…. Bueno…, yo soy el que poseo el nombre de la aldea. El silencio colocó de nuevo una barrera entre el grupo de jóvenes y el hombre solitario. En las hondonadas donde la aldea de Montsegur mostraba las pizarras de los tejados que el sol recocía en rojizas perspectivas, un cuco marcaba los segundos con repetición precisa. Otto Rahn hizo una señal en dirección al grupo quieto detrás el joven Barbaïra como un pelotón de soldados tras su jefe, y preguntó: Y sus camaradas? Son ajistes de aquí, de la región. Perdón…. Ajistes?! Imagine!, una palabra francesa que desconocía…. Barbaïra sonrió. No es una palabra francesa, más bien es un barbarismo! Ajiste es lo mismo que usuario de los albergues de juventud. Ah, ya!... Wandervögel? Los conozco de sobra. Fue un profesor alemán, Richard Schirman, quien creó los primeros albergues de juventudes en Europa, allá por 1907! Sabemos eso! Replicó con sequedad Roger Barbaïra.
Los jóvenes se instalaron en los peñascos que soportan la muralla sur de la fortaleza, que ganaba impulso para enseguida perderlo en el interior, en el plano horizontal, enlosado caótico cubierto de musgo. Sacaron de sus bolsas algunas escuetas provisiones. Otto Rahn se instaló junto a ellos, inducido por un sentimiento que revelaba una cierta complicidad. Con ocasión de ese encuentro, entonces con treinta y tres años, entraba en la familia de los Wandervögel. Preguntó a los primeros: Entonces, son ajistes?... Por el relieve que dio a sus palabras, se adivinaba que poseía un perfecto conocimiento de la lengua francesa, pero se tropezaba con un término desconocido y, a la manera de M. Jourdain, pensaba con un ligero complejo de inferioridad: cómo se puede ser ajiste? Sí, replicó Jordi Couquet con la boca llena. Nos encontramos los sábados en algún albergue de juventud aquí de la región. En invierno es en Carcasona, en un AJ llamado À l’Ombre de la Cité…. Eso, en los días lluviosos! En primavera vamos a Mosset, al Mas de la Coume, de un pau llamado Kruger, ¡un bellísimo pau! Otto Rahn se sobresaltó. Un pau? Qué es un pau? Père aubergiste. El que dirige el AJ. Impone la disciplina, ayuda a los jóvenes y pone de patitas en la calle a los tipos que arman lío en el dormitorio de las jovencitas. No se dice père aubergiste, se dice pau. Es más rápido. Muy buen pau, el padre Kruger… También es contra el destierro hitleriano, sabe?.... Otto Rahn reprimió un gesto de contrariedad y el joven prosiguió: En verano, se puede elegir… El AJ de Saint-Pierre-la-Mer tiene playa. El AJ Jean Jaurès de Quillan…, tiene montaña. Como el de Enveigt, cerca de Bourg-Madame. Pero el AJ que todos prefieren es de donde venimos en bicicleta esta mañana, el Au-devant de la Vie, entre Foix y Roquefixade!  Permaneció callado. Otto Rahn observó con interés a la muchacha del grupo que iba y venía sobre los peñascales. Alta, fina, nerviosa, se movía con ímpetu contenido, con la impaciencia piafante intercalada con el miedo del caballo pura sangre que el jockey mantiene expectante con vueltas sucesivas antes de la señal de partida. Otto Rahn parecía subyugado por el movimiento de sus bellas y musculosas piernas, moldeadas en una feminidad sin defecto alguno, piernas de pura-sangre que confirmaban su actitud- pero aún más por la sonrisa melancólica que de vez en cuando afloraba de los labios de aquella rubia de ojos oscuros y resplandecientes que un pequeño infierno parecía iluminar desde el interior. Empezaba a dar muestras hacia la joven de dieciocho o diecinueve años de un interés mayor de lo que las conveniencias recomiendan, cuando Jordi Couquet, divertido y clarividente, respondió a la pregunta que el alemán no se atrevía a formular: Esa es Auda Isarn. Es alumna de enfermería en Toulouse. Es una compañera excelente, pero a veces un tanto plúmbea!» In Saint-Loup, Novos cátaros para Montsegur, tradução para espanhol por RRB, tradução de António Rangel, 2003, Huguin Editores, Lisboa, Wikipédia, Eneese, Las Españas, año 120 (2010).

Cortesia de HuguinE/JDACT