domingo, 27 de dezembro de 2015

Hipatia de Alejandría. Maria Dzielska. «En la Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallan en la Alejandría de comienzos del siglo V, sin olvidar el asesinato de Hipatia»


Cortesia de wikipedia

«(…) Las versiones reduccionistas de Toland y Voltaire sobre Hipatia marcan la génesis de una leyenda que mezcla verdad y falsedad. Si hubieran consultado sus fuentes antiguas con más perspicacia, habrían detectado en ellas una personalidad mucho más compleja. Esta víctima de la superstición y de la ignorancia no sólo cree en el poder redentor de la razón: también busca a Dios a través de la revelación religiosa. Por encima de todo, Hipatia es testaruda, posee una gran delicadeza moral, y defiende el ascetismo tanto como los cristianos dogmáticos que Voltaire y otros presentan como implacables enemigos de la verdad y el progreso. Influido por las ideas de la Ilustración, el neohelenismo y el estilo literario y filosófico de Voltaire, Edward Gibbon elabora la leyenda de Hipatia. En la Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallan en la Alejandría de comienzos del siglo V, sin olvidar el asesinato de Hipatia. Según Gibbon, Hipatia profesa la religión de los griegos y enseña públicamente tanto en Atenas como en Alejandría. No conozco la fuente de la primera afirmación de Gibbon; la segunda refleja una interpretación errónea del relato de Damascio en Suda. Como Toland y Voltaire, Gibbon repite la historia de Damascio sobre la violenta envidia de Cirilo hacia Hipatia, que se halla en la plenitud de la belleza y en la madurez de la sabiduría, rodeada de discípulos y personas ilustrísimas por su rango o por su mérito y siempre impacientes por visitar a la filósofa. Hipatia es asesinada por un tropel de fanáticos salvajes y despiadados instigados por Cirilo, y el crimen nunca se castiga, al parecer porque la superstición [el cristianismo] quizá expía de mejor grado la sangre de una virgen que el destierro de un santo. Esta representación del crimen de Alejandría encaja perfectamente con la teoría de Gibbon según la cual la consolidación del cristianismo es la causa principal de la caída de la antigua civilización. El historiador inglés utiliza las circunstancias de la vida de Hipatia para documentar esta tesis y para mostrar las diferencias entre el mundo antiguo y el nuevo: razón y cultura espiritual (Hipatia) frente a dogmatismo y ausencia brutal de compostura (Cirilo y el cristianismo).
La figura de Hipatia aparece brevemente y por medio de referencias indirectas en muchas otras obras del siglo XVIII, entre ellas la divertida novela satírica de Henry Fielding A Journey from this World to the Next [Un viaje de este mundo al venidero] (1743). Al describir a Hipatia como una dama joven de extraordinaria belleza y mérito, Fielding afirma que aquellos perros, los cristianos, la asesinaron. Pero es a mediados del siglo XIX cuando la leyenda literaria de Hipatia alcanza su cima. Charles Leconte de Lisie publica dos versiones de un poema titulado Hypatie, una en 1847 y otra en 1874. En la primera versión Hipatia es víctima de las leyes de la historia y no de un complot cristiano, como Voltaire mantenía. Leconte de Lisie ve las circunstancias de la muerte de Hipatia con imparcialidad histórica, convencido de que la historia no se puede identificar con una única cultura o sistema de creencias. La era de Hipatia se apaga, sencillamente, y es reemplazada por otra nueva con sus reglas y formas propias. Como creyente en las antiguas deidades y amante de la razón y de la belleza sensual, Hipatia se convierte en víctima simbólica de las cambiantes circunstancias de la historia. La humanidad, en su precipitada carrera, te golpeó y te maldijo.
En la segunda versión del poema, Leconte de Lisie vuelve a la interpretación anticristiana de la muerte de Hipatia. Los culpables del crimen son los cristianos, no la necesidad histórica:

Le vil Galiléen t’afrappée et maudite,
mais tu tombas plus grande! Et maintenant, hélas!
Le souffle de Platón et le corps d’Aphrodite
sont partís á jamais pour les beaux cieux d’Hellas!

[El vil Galileo te ha golpeado y maldecido,/ ¡pero al caer te hiciste más grande! Y ahora, ¡ay!/ ¡El espíritu de Platón y el cuerpo de Afrodita/ han ascendido para siempre a los bellos cielos de la Hélade!]. Esta versión se hace eco del tema anticlerical y más concretamente anticatólico de Toland, que adquirirá mayor importancia con la evolución de la leyenda. Los dos poemas de Leconte de Lisie sobre Hipatia manifiestan confianza en la permanencia de los valores esenciales de la Antiguedad. Como indica su condición de fundador, junto con otros, de la escuela parnasiana de poesía, que busca su inspiración en la Antigüedad clásica, Leconte de Lisie ama la literatura clásica. No sólo traduce a los poetas y dramaturgos griegos, sino que considera el helenismo la realización de los ideales de la humanidad, de la belleza combinada con la sabiduría. En consecuencia, para Leconte de Lisie, pese a su muerte, Hipatia sigue viva en la imaginación occidental como la encarnación de la belleza corporal y de la inmortalidad del espíritu, de la misma manera que los ideales paganos de Grecia han moldeado la espiritualidad de Europa.

Elle seule survit, immuable, éternelle.
la mort peut disperser les univers tremblants,
ais la Beauté flamboie, et tout renaít en elle,
et les mondes encor roulent sous ses pieds blancs!

[Sola sobrevive, inmutable, eterna;/ la muerte tal vez disperse los universos temblorosos,/ pero la Belleza resplandece, y en ella todo renace,/ ¡y los mundos todavía giran bajo sus blancos pies!] La admiración de Leconte de Lisie por la excelencia de los griegos y las ideas helénicas acerca del mundo sobrenatural también aparece en una breve obra dramática, Hipatia y Cirilo (1857). En ella encontramos la misma nostalgia romántica por la Grecia antigua, donde la gente vivía en armonía con la belleza de la naturaleza divinizada y en conformidad con las enseñanzas de sus filósofos: la misma nostalgia que resuena en los poemas de Hólderlin, en los clásicos del humanismo de Weimar y en las obras de los neohelenistas ingleses. Aquí Leconte de Lisie intenta conciliar la filosofía pagana con el cristianismo». In Maria Dzielska, Hipatia, de Alejandría, Epublibre, bigbang951, 23-7-14, tradução de José Muñoz, Proyec Scriptorium, Ex-Libris, 2004, Wikipedia.

Cortesia de Epublibre/Wikipedia/JDACT