sexta-feira, 22 de outubro de 2021

El Baile de Las Locas. Victoria Mas. «O dr. Charcot mantém a Cidade Luz fascinada com suas exibições de hipnose em mulheres consideradas loucas, histéricas e alienadas…»

Cortesia de wikipedia e jdact

«Um romance poderoso e emocionante, O baile das loucas desnuda a condição feminina no século XIX. Obra que inspirou o filme do Prime Video. Hospital de la Salpêtrière, Paris, 1885. O dr. Charcot mantém a Cidade Luz fascinada com suas exibições de hipnose em mulheres consideradas loucas, histéricas e alienadas…»

3 de marzo de 1885

«Es la hora, Louise. Geneviève levanta con una mano la manta que tapa el cuerpo dormido de la adolescente, ovillada en el estrecho colchón. Su espesa cabellera negra cubre toda la superficie de la almohada y parte de su rostro. Louise ronca suavemente con la boca entreabierta. No oye a las otras mujeres, que ya están de pie a su alrededor en el dormitorio. Entre las hileras de camas de hierro, las figuras femeninas se desperezan, se recogen el pelo en un moño, se abotonan los vestidos negros encima de los camisones claros y, con paso cansino, se dirigen al comedor bajo la atenta mirada de las enfermeras. Unos tímidos rayos de sol atraviesan las ventanas empañadas. Louise es la última en levantarse. Todas las mañanas va a despertarla una enfermera u outra paciente. La muchacha recibe el crepúsculo con alivio y se deja caer en unas noches tan profundas que no sueña. Dormir le permite no preocuparse por lo que pasó y no angustiarse por lo que ha de venir. Dormir es su único respiro desde los sucesos que hace tres años la llevaron allí. En pie, Louise, te están esperando. Geneviève le sacude un brazo, y la chica termina por abrir un ojo. Al principio, se sorprende al ver a la mujer a quien las locas llaman la Veterana esperando al pie de la cama. Luego, grita: Tengo lección! Arréglate, ya has dormido bastante. Sí! La chica salta con los dos pies fuera de la cama y coge el vestido de lana negra de la silla. Geneviève da un paso a un lado y la observa. Su mirada sigue los movimientos apresurados de la adolescente, los gestos inseguros de su cabeza, su respiración agitada. Ayer sufrió un ataque; sólo faltaría que tuviera otro hoy antes de la clase. Louise se abotona el cuello del vestido a toda prisa y se vuelve hacia Geneviève. La supervisora, con el pelo rubio recogido en un moño y el cuerpo permanentemente erguido bajo la bata blanca del uniforme, la intimida. Con los años, Louise ha aprendido a sobrellevar su rigidez. No se puede decir que la Veterana sea injusta o mala; simplemente, no inspira afecto. Así está bien, señora Geneviève? Suéltate el pelo. El doctor lo prefiere. Louise alza los torneados brazos hacia el moño que se ha hecho a toda prisa y lo desanuda. Mal que le pese, es una adolescente. Tiene dieciséis años, pero su entusiasmo es infantil. Su cuerpo se ha desarrollado demasiado deprisa. El pecho y las caderas, manifestados ya a los doce años, no consiguieron advertirle de las consecuencias de su repentina sensualidad. La inocencia há desaparecido un poco de sus ojos, pero no del todo. Eso es lo que hace que aún se pueda esperar lo mejor para ella. Estoy nerviosa. Haz lo que te digan, y todo irá bien. Sí.

Las dos mujeres avanzan por un pasillo del hospital. La luz de esa mañana de marzo penetra por las ventanas y se refleja en el suelo de baldosas; es una luz suave, que anuncia la primavera y el baile de Media Cuaresma, una luz que te da ganas de sonreír y confiar en que pronto saldrás de allí. Geneviève nota que Louise está nerviosa. La adolescente respira agitadamente y camina con la cabeza gacha y los brazos rígidos junto al cuerpo. A las mujeres de la unidad siempre les produce ansiedad encontrarse cara a cara con Charcot, y más aún si han sido elegidas para participar en una sesión. Es una responsabilidad que las supera, un protagonismo que las angustia, una muestra de interés tan poco habitual para ellas, a quienes la vida nunca ha puesto en primer plano, que casi las desestabiliza, una vez más. Varios pasillos y puertas de vaivén más tarde, entran en la sala contigua al anfiteatro. Un puñado de médicos e internos varones la están esperando. Con el cuaderno y la pluma en la mano, los bigotes cosquilleándoles el labio superior y el cuerpo erguido bajo el traje negro y la bata blanca, se vuelven todos como un solo hombre hacia el caso de estudio del día. Sus ojos clínicos atraviesan a la muchacha: parecen ver a través de su ropa. Esas miradas voyeristas acaban obligándola a bajar los párpados. Louise sólo reconoce un rostro: el de Babinski, el ayudante del doctor, que se acerca a Geneviève. La sala se ha llenado rápido. Empezaremos de aquí a diez minutos. Necesitan algo en particular para Louise? Babinski mira a la paciente de arriba abajo. Así está bien. Geneviève asiente y se dispone a abandonar la sala. Louise da un paso angustiado tras ella. Vendrá a buscarme, verdad, señora Geneviève? Como siempre, Louise». In Victoria Mas, El Baile de Las Locas, Narrativa, Salamandra, 2021, O Baile das Loucas, Verus, 2021, ISBN 978-655-924-024-1.

Cortesia de Narrativa/Salamandra/Verus/JDACT

JDACT, Victoria Mas, Literatura, Século XIX,