terça-feira, 25 de junho de 2013

Um Problema Religioso. Cátaros. Um Pretexto Político. Jesus Mestre Godes. «De las tres famosas damas, sin duda la más comprometida con el catarismo fue “Esclaramunda”, (…) recibiendo el ‘consolamentum’, pasó a ser ‘perfecta’. “Esclaramunda” se convirtió en un mito para los historiadores del Lenguadoc, ‘la Dama de las cortes de Amor, la inspiradora de los trovadores’, “la Bella”»

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Lenguadoc. Século XIII
As Forças Políticas
«(…) Unavez más se destaca la convivencia que existía entre señor y caballeros, al mismo tiempo que se señala de forma clara la otra convivencia: la de caballeros y cátaros. Está demostrado, ya fuera por la juventud de Ramón-Roger, cuando se inicia la Cruzada tenía sólo veinticuatro años, o por el aire democrático que impregnaba el país, que Guilhem de Puylaurens, cronista de los cruzados, tiene más razón que un santo al afirmar que durante los años que precedieron a la Cruzada, nada había obstaculizado la propagación de la herejía. Muy distinto era el ambiente que reinaba en Narbona y su reducido vizcondado. El vizcondado de Narbona compartia el dominio de dos señores: el vizconde y el obispo. Pero mientras el pequeño territorio confería escasa importancia al señor civil, el representante religioso tenía gran categoría, ya que Narbona era la sede del arzobispado del Lenguadoc, con amplios poderes de jurisdicción eclesiástica sobre territorios de su entorno. En tiempos de la Cruzada, el poder civil estaba en manos de los Lara y concretamente en las de Aimeric de Lara, que lo había heredado de su tía Ermengarda de Narbona. El otro señor, el eclesiástico, era un personaje sumamente interesante. Se trata de Berenguer, hijo natural de Ramón BerenguerIV, el que cristalizó la unión de Cataluña y Aragón. Es, por lo tanto, hermanastro de Alfonso el Casto y, en cierta medida, tío de Pedro I. La carrera de los hijos naturales reales era, en muchos casos, la carrera eclesiástica, y en este caso se puede decir que a Berenguer le sonrió la fornrna en ella Después de pasar por diferentes dignidades menores accede al cargo de obispo de Lérida y de allí es catapulado a la sede territorial de Narbona, de la cual es arzobispo desde el año 1191.
Berenguer, que debió de tener muchas virtudes religiosas, se hizo notar, sin embargo, por sus inclinaciones humanas, y destacó sobremanera por su ambición de lucro. Existe una carta muy clara, como todas las de Inocencio III, en la que retrata a su representante: Pero la causa de todos los males [del Lenguadoc] reside en el arzobispo de Narbona: es un hombre que no conoce más Dios que el dinero; en el lugar del corazón tiene un portamonedas. Al cabo de diez años [...] no ha visitado ni una sola vez  su diócesis [...]. Cuando una iglesia queda vacante se abstiene de nombrar titular y así se aprovecha de las rentas. En su diócesis monjes y canónigos rechazan el hábito, conviven con mujeres, practican la usura....
Que a Berenguer le gustaba el dinero es cosa cierta. Siempre tuvo mucho interés en continuar rigiendo otras instituciones que nada tenían que ver con Narbona. De este modo, a pesar de la gran distancia a que quedaba de su arzobispado, Berenguer continuó siendo abad de Montearagón, un monasterio de monjes regulares, en Huesca. Era un monasterio muy rico, al cual Berenguer viajaba a menudo y en el que pasaba temporadas dedicado al recuento de caudales. Si bien Berenguer sucumbia al pecado de la avaricia, el tratamento que daba a los problemas de la fe era muy distinto, especialmente en lo relativo a la herejía. El vizconde Aimeric, por su parte, trataba de seguir las pautas ortodoxas de sus admirados franceses del norte. De este modo, uno y otro lograron que en la ciudad y en su territorio apenas tomara alas la herejía.
Observemos lo que sucedía en el otro extremo, pasando del pequeño vizcondado de Narbona al escasamente más extenso condado de Foix. Dado que los Foix eran originarios de Carcasona, todo quedaba en casa. En tiempos de la Cruzada reinaba aquí el conde Ramón Roger, y todo el mundo está de acuerdo en afirmar que no sólo las gentes del país, sino los mismos condes eran, más o menos, cátaros. Tanto Ramón-Roger como su hijo Roger Bernart, que lo sucedió durante la Cruzada, negaron, sin embargo, de forma absoluta y enérgica este supuesto. Al igual que los señores de Tolosa y al igual que los Tiencavel, se opusieron a las fuerzas de la Cruzada y es bien sabido que la fortuna no les fue favorable. Tãmbién es verdad que el calificativo de herejes que se dio a los condes de Foix es una cuestión de mujeres, en el buen sentido de la palabra. Es cierto y real que hay tres mujeres, como mínimo, que giran en torno de los Foix y que eran cátaras de manera declarada.
  • La primera, Felipa de Foix, esposa de Ramón Roger y madre de Roger Bernart; 
  • La segunda, Esclaramunda de Foix, hermana y tía respectivamente de los condes; 
  • y la última, Ermesenda de Castellbò, la mujer catalana de Roger Bernart.
Estas tres damas, de una importancia indiscutible en la pequefla corte pirenaica, son cátaras convencidas, y así lo admiten en sus escritos de descargo sus maridos y hermano. Ramón Roger afirma, por ejemplo, en referencia a su hermana Esclaramunda, el año 1215: si mi hermana ha estado mal aconsejada y ha sido pecadora, como es cierto, yo no debo, por sus pecados, arruinarme. Bastantes años después, concretamente en 1241, delante de los inquisidores, Roger Bernart no deja muy bien parada a Ermesenda. En el sumario inquisidor se puede leer lo siguiente: Roger Bernart dice no haber visto a la condesa, su esposa, después de que ella se volviera herética y que desde entonces él no le dio nunca nada más, fuera lo que fuese... De las tres famosas damas, sin duda la más comprometida con el catarismo fue Esclaramunda, que al enviudar de su marido, justo a finales del siglo XII, se hizo cristiana y, recibiendo el consolamentum, pasó a ser perfecta. Esclaramunda se convirtió en un mito para los historiadores del Lenguadoc, la personificación de la Dama de las cortes de Amor, la inspiradora de los trovadores, la Bella.
Ya sólo nos resta  presentar a los dos reinos externos al Lenguadoc, atentos, empero, a lo que en él sucedía. En tiempos de la Cruzada, Felipe Augusto era el rey de Francia. El año 1180 moría su padre Luis VII, llamado el Joven, que había estado casado con aquella figura novelesca, digna de Walter Scott, que fue Eleanor de Aquitania, una dama de la Occitania occidental, amiga de trovadores y poetas... y coleccionista de amantes regios. A Felipe II se le denominó el Augusto porque incrementó el magro territorio capeto, primero a costa de Normandia y después.con la conquista del ducado de Bretaña. La Batalla de Bouvines, librada en los momentos más álgidos de la Cruzada, aseguró la consolidación del Reino de Francia, a la vez que frenaba cualquier tentación que pudiera tener el Imperio Germánico, en el otro lado de Europa. Felipe Augusto es el primer rey de la nueva Francia que puede respirar con cierta tranquilidad». In Jesus Mestre Godes, Els Cátars, Problema religiós, pretext politic, Cathari, Ediciones Península, 1997, ISBN 84-8507-710-8.

Cortesia de Península/JDACT