sábado, 15 de dezembro de 2012

Egipto. A glória de Tutmosis III. Jacinto Antón. «Hablamos de cómo llegó ella aquí y cómo consiguió el templo de Tutmosis. “Desde niña he soñado con el Próximo Oriente y siempre he tenido claro que quería ser arqueóloga. Ha sido duro, he tenido que luchar mucho, y en solitário”»

Área a explorar
Cortesia do jornal elpais e jdact

(continuação)

Ya raies!
«Por todas partes se ven apiladas jaulas como para gallinas rellenas de trozos de materiales arqueológicos. Martínez Babón me señala inscripciones en un bloque de caliza en las que se percibe la damnatio del nombre de Amón, borrado por los herejes de Akenatón, y que ejemplifica la inquina de Amarna contra el dios y sus seguidores. En otro bloque muestra el cartucho con el nombre de Tutmosis III. Y en otro más, un escarabajo con las alas abiertas, el sol en las patas delanteras y en las traseras el símbolo shen de protección eterna. Un fragmento de bóveda conserva un cielo tachonado de estrellas. En el lugar han aparecido fragmentos de estatuas, pero ninguna completa. Le digo a la directora, para animarla, que cualquier día les va a aparecer una. “Claro”, responde con una mueca de feroz seguridad que me hace pensar en Sekhmet, la diosa león. Myriam dice que en el equipo cada uno tiene su propia carta a los Reyes Magos. Todos sueñan con encontrar respuesta a sus preguntas. Nos acercamos al lugar donde María Antonia Moreno, bajo un parasol, realiza restauración de urgencia. “Tenemos muchos frentes abiertos”, dice, y muestra unos collares de fayenza, un vaso de cerámica precioso que salió entero y que me deja coger. Un fragmento de ataúd pintado presenta un resto de lino pegado: ¡la sombra de la momia! En un relieve se ven unos remeros.


Creemos que el templo contenía imágenes de las campañas militares de Tutmosis III, hay que encontrarlas aún, y de expediciones ordenadas por él, como las del templo de Hatshepsut”. Entre lo más sensacional está el pequeño relieve polícromo de una abeja, parte del nombre nesut-bity del faraón. ¿Con tanta delicia no hay hurtos en la excavación? “No, en general nunca he oído de nadie que robe", reflexiona Myriam; sería un problema gordo, se nos caería el pelo si aparece material nuestro en el mercado. Empleo siempre gente de confianza, llevo años trabajando en Lúxor y eso crea lazos”.
Después de una jornada intensa y emocionante, el equipo regresa a casa, un edificio frente al templo de Medinet Habu. Tras la comida se enfrascan en sus ordenadores. Resulta curioso contemplar las impresionantes ruinas vecinas desde la terraza en la que los arqueólogos han tendido su ropa, incluido un bonito sujetador azul.
Al día siguiente, Seco me lleva a comer a Al Baeirat, un lugar precioso tan cerca del Nilo que casi podrías recoger la cesta de Moisés en la orilla. Hablamos de cómo llegó ella aquí y cómo consiguió el templo de Tutmosis. Se ha puesto cómoda y bebe una cerveza. “Desde niña he soñado con el Próximo Oriente y siempre he tenido claro que quería ser arqueóloga. Ha sido duro, he tenido que luchar mucho, y en solitario". La investigadora llegó a apuntarse en una misión estadounidense de arqueología subacuática en el mar Rojo ¡sin saber bucear! Hizo un curso y se lanzó a la piscina, literalmente. Pasó tres meses haciendo dos inmersiones diarias en un pecio del XVIII con porcelana china y aprendió el oficio. Luego trabajó con el equipo de buceadores de Empereur en Alejandría, entre los restos del viejo faro. Desembarcó en Lúxor en 2000 con los alemanes para colaborar en el proyecto de los colosos de Memnon.


Myriam Seco, a arqueóloga sevilhana
Cortesia do jornal elpais e jdact

¿Cómo te cae un templo, y nada menos que el de Tutmosis III?, le pregunto. “Buscaba una excavación y me encantaba la idea de un templo, pedí excavarlo a través de la Academia de Bellas Artes de Sevilla. Aquí me conocían después de tantos años. La Embajada española tuvo un papel muy importante. Este templo es el regalo de Egipto después de tantos años de esfuerzos. Habíamos pensado también en Malkata, el palacio de Amenofis III, pero es un yacimiento inabarcable y me alegro de que no nos lo dieran. Hawass me dijo: ‘Búscate otra cosa, Myriam”. Asiento, recordando la excursión anoche para cenar al hermoso hotel Al Moudira, un lugar digno de Justine y Nessim, y para el que tuvimos que atravesar la enorme extensión del viejo palacio, inundado por el desierto. “El templo de Tutmosis III es difícil, pero abarcable”.
Poder trabajar aquí es un regalo de Egipto después de tantos años de esfuerzos", reconoce Myriam Seco.


Myriam tiene grandes planes. “No podemos convertirlo en Karnak, remontarlo, pero sí poner en valor el yacimiento, hacerlo visitable y exponer in situ todo lo que hay de interés; tenemos relieves de una gran belleza, y las tumbas. Un museíto sería fundamental”. La egiptóloga admite que con el templo la arqueología española ha dado un salto de escala. “Claro, como con las excavaciones de Galán; Lúxor es el centro, un sitio de primera, como Guiza o Saqqara”. Este proyecto le viene como anillo al dedo. “Me encanta, implica coordinar a mucha gente, estar atenta a mil cosas, tumbas, capillas, bloques de adobe, inscripciones, una gran variedad. Va con mi carácter, la propia personalidad de Tutmosis es multifacética, el guerrero, sí, el Napoleón egipcio, pero también compasivo, hombre de cultura y organizador de expediciones de las que hacía traer especies exóticas para sus jardines y zoos”.

Myriam Seco, a bonita sevilhana
Cortesia do jornal elpais e jdact

Tenía sus defectillos, como todo monarca. Le gustaba cazar elefantes. “Una crónica informa que de regreso de una campaña en Siria se desvió para ello y durante la cacería un oficial hubo de salir en su auxilio al ser embestido por un paquidermo. El soldado le cortó la trompa”.
¿Se lo merece ella, el templo? “¿Crees en la justicia? Quizá es que uno tiene lo que busca”. ¿Cómo es ser jefa de hombres en un país islámico? “No he tenido problema por ser mujer. Tengo 300 hombres. Les mando y les pago. Siempre me han aceptado. Entiendo sus problemas –la crisis del turismo, que deja a tantas familias sin recursos– y les ayudo en lo que puedo. Marca mucho poder hablarles en árabe, conversar con ellos”. ¿Puede haber cambios en el país? “Va a haber un cambio sin duda, todo el mundo espera un no sé qué, hay un anhelo en el aire. El futuro de Egipto es una incógnita. Tienen que resolver tantos problemas, educación, sanidad, exceso demográfico”. La luz va decayendo. Le pido que se permita soñar qué pueden encontrar en el viejo templo. “Egipto siempre te da sorpresas. Tumbas con ajuar intacto. Quizá un escondite con estatuas. Inscripciones que aclaren aspectos del reinado de Tutmosis, su relación con su poderosa tía Hatshepsut, sus campañas, asuntos internos. Nunca imaginé que el templo iba a darnos tantas alegrías. Nos esperan 15 años de trabajo. ¡Piensa en todo lo que puede aparecer!”». In Jacinto Antón, La gloria de Tutmosis III, El País Semanal, Cultura, 2012, Dezembro.


Fim.
Cortesia de El País/JDACT