quinta-feira, 12 de janeiro de 2012

Jesús M. Usunáriz. Siglo de Oro. Relações Hispano-Portuguesas no século XVII. «Estas manifestaciones novelescas fueron recogidas por buena parte de los autores. Los capítulos XI y XII de su obra los dedica Baena precisamente a contar las historias de los dos ermitaños y el pastelero que se hicieron pasar por el rey Sebastián, y realiza un repaso histórico de ‘semejantes ficciones’»


Cortesia de fcg e wikipedia

NOTA: Texto na versão original

D. Sebastián, Alcazarquivir, la unión de las Coronas y el conflicto internacional en las crónicas y relaciones de sucesos de la España de los siglos XVI y XVII
«Según describe Baena, unos soldados Portugueses intentaron refugiarse en la villa de Arcilla y para que les abrieran las puertas, uno de ellos, embozado, se hizo pasar por el rey; «falsa voz» que dio lugar «para que algunos se atreviesen a fingir su personas, y alborotar con esto el mundo, y dar que discurrir noveleros juicios tanto como temerários».
Por eso, uno de los argumentos de los autores de los siglos XVI y XVII contra el sebastianismo fue el desprecio, el rechazo de unos rumores nacidos de la ignorancia y de la superstición del vulgo. Bavia, al hablar del caso de un ermitaño que se hizo pasar por el rey difunto (1585) revela que fue creído gracias a que el vulgo se fundaba «en una hablilla de las que suelen correr entre la inorante gente, que el rey que pierde batalla debe hacer siete años penitencia, y que así lo hacía don Sebastián por la pérdida de la batalla de África».

Estas manifestaciones novelescas fueron recogidas por buena parte de los autores. Los capítulos XI y XII de su obra los dedica Baena precisamente a contar las historias de los dos ermitaños y el pastelero que se hicieron pasar por el rey Sebastián, y realiza un repaso histórico de «semejantes ficciones», como también lo habían relatado con anterioridad Cabrera Córdoba, Faria y Sousa, Bavia o Herrera.
Como gentes ignorantes y crédulas fueron objeto de la burla. En los comentarios a la obra de Camoens, Faria y Sousa dice:
  • «debe él de ser como nuestro rey don Sebastián y el ave Fénix, de quien dicen muchos que los hay y nadie los ve».
Cuenta el casode la representación de una comedia sobre el rey don Sebastián, en donde un actor que hacía de moro disparó un arcabuzazo al personaje del rey y lo mato realmente, «por malicia o for descuido» y uno de los espectadores, «algún sutil, de los de buen estómago, que dicen gracias sobre las desgracias», dijo:
  • «Agora no dirán los portugueses que no es muerto el rey don Sebastián».
No falta tampoco cierro tono burlesco enla “Historia de Gabriel de Espinosa” o en la comedia “El pastelero de Madrigal” -atribuida a Jerónimo de Cuéllar e impresa a mediados del XVII, en donde tras convencer a los caballeros portugueses el falso monarca dice:
Los portugueses
van hechos de mermerada
creyendo que soy su rey
Sebastián a quien aguardan.

Sus protagonistas eran, además, «sujetos viles y atrevidos», «hombres bajos», pasteleros, labradores, ermitaños…, en nada comparables a la grandeza del rey Felipe, como confiesa el pastelero:

Corona que es de Filipo
rey tan sagaz y tan grande,
cetro que no es de derecho,
de conquista ni de sangre
mío, siendo un hombre yo
de tan obscuro linaje
cómo es posible que el cielo
permita que yo le mande.

Sin embargo,ninguno de ellos obviaba el peligro subyacente de tales manifestaciones. El carácter novelesco y el rraigo popular de aquellas fantasias tenía un trasfondo político y también social. Cuando Herrera describía el caso del ermitaño Gonzalo Álvarez y de su general, el labrador Pedro Alfonso, no olvidaba las amenazas de éste hacia los señores diciéndoles «que se fuesen donde no los mandaría matar; viéronle que algunas veces cortaba las espigas de los trigos y decía que así se había de hacer de las cabezas de los señores; y cogía las rosas de los trigos, que llaman amapolas, y decía que se había de ver las calles de Lisboa de aquella color».

Cortesia de wikipedia

En su confesión, el fìngido rey, Ávarez, reveló que pensaba ir a Lisboa y allí «ponerse a una ventana y decir al pueblo: ‘veisme aquí, que no soy don Sebastián, sino un hombre que ha venido a libraros de la tiranía de los castellanos. Ahora hace rey a quien quisiéredes». En laconfesión bajo tormento de fray Miguel, descrita en la “Historia de Gabriel Espinosa”, este afirmaba «que él nunca había podido tragar que su nación y reino estuviese en poder de quien estaba», y se preparo una conspiración para buscar un imitador y poner en el trono después a don Antonio. Y en los versos de la comedia un caballero português se dirige al pastelero:

Para que la Lusitania
sacuda el acerbo yugo
con que Castilla le ultraja.

Pero el peligro no era sólo para Castilla, sino que auguraba, amenazaba, la destrucción del reino, según Faria y Sousa:
  • Cuatro o cinco Sebastianes se levantaron y perecieron a vueltas de muchas inquietudes en ánimos grandes y en los inferiores no pocas muertes [...]. No pudiendo nadie destruir a los portugueses, era menester que ellos se destruyesen a sí mismos, así como ellos mismos se habían hecho.
Era obvio, por tanto, que había que acallar rumores y sediciones que se ampararan en un Sebastián revivido. Había que constatar la muerte de don Sebastián en el campo de batalla, y de ahí que ocupen parte importante de sus relaciones en este tema». In Jesús M. Usunáriz, Siglo de Oro, Relações Hispano-Portuguesas no século XVII, Fundação Calouste Gulbenkian, Colóqui Letras, 2011.

Cortesia da FCGulbenkian/JDACT